El día de hoy, nuestro querido colega Óliver Jiménez nos habla sobre un área en la cual es experto: «el Mindfulness y la práctica del momento presente»:

Si buscamos información en internet sobre Mindfulness o cualquiera de los conceptos por los que se conoce en castellano (atención plena o conciencia plena), seguramente encontraremos muchos artículos, libros, contenido multimedia, apps. Y seguramente una gran cantidad de ellos aludirán a mejorar nuestro descanso, reducir nuestro estrés o mejorar, incluso, nuestra relación de pareja.

A pesar de que la práctica de Mindfulness puede aportarnos muchos beneficios de diversa índole, la realidad es que no vale para todo. Ni es el objetivo de su práctica. Mindfulness, sobre todo, puede ayudarnos a experimentar el momento presente, la realidad tal y como está ocurriendo en este preciso momento. Sin “aditivos”, sin añadir nada.

Esta tarea que a priori nos puede parecer tan sumamente sencilla (y lo es), se vuelve realmente complicada cuando comenzamos a experimentar el momento presente todos los “filtros” que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra vida, más los que traemos de serie. Si queremos experimentar esto solo tenemos que intentar centrarnos en algo durante unos segundos. Importa poco si estamos solos o acompañados o en un lugar tranquilo. Seguramente una de las primeras cosas que experimentemos es no saber muy bien qué es lo que tenemos que hacer. Y precisamente en esto, es en lo que nos puede ayudar mucho la práctica de Mindfulness. Ya que nuestro objetivo será precisamente no hacer nada, es decir, no tener objetivo.

¿En qué ayuda no hacer nada?

 

«En que el dolor no se convierta en sufrimiento».

Observar el ahora, ocurra lo que ocurra, es tan sencillo como no hacer nada. Se trata de aceptar lo que llegue, experimentarlo y dejarlo marchar, para darle la bienvenida a un pensamiento, sensación, emoción, o lo que aparezca por nuestra realidad en ese instante. Pero todo se complica cuando intentamos relajarnos, dejar la mente en blanco, alejar aquellos pensamientos recurrentes que llegan y que no queremos que estén ahí. Cuando luchamos contra nuestras emociones desagradables (o agradables), o cuando simplemente queremos que nuestro cuerpo deje de dolernos o molestarnos.

Pero la realidad siempre acaba imponiéndose, ya sea que nos guste o no, sea justa o pensemos que nos merecemos otra cosa. Mindfulness nos puede ayudar a observar aquello que está pasando en nuestro momento presente, y con ello, ganar libertad para decidir qué hacer con ello. No mejorará la incertidumbre de nuestro día a día, el malestar que experimentamos o nuestro dolor, pero sí que nos ayudará a lidiar con ello.

Está en nosotros decidir si queremos ser conscientes de nuestra realidad, aunque duela, o no serlo y que el dolor se transforme en sufrimiento. Depende de nosotros que queramos ser conscientes de aquellos momentos únicos que conforman nuestro día a día, que dan forma a nuestra vida, y que a veces pasan desapercibidos por tener la vista puesta en el mañana, que no ha llegado, o en el pasado, que ya no está.

Óliver Jiménez Psicólogo, Experto en Minfulness e Inteligencia Emocional

Call Now Button